Eres ese libro, un viaje, esas palabras, el mensaje en el sueño, ese hombre, aquella mujer, esa meditación, algún reto, esa frustración, el nivel de energía, esa plática, aquella canción. Eres el cincel que rompió esa capa de barro seco y enmohecido que me cubría para dar paso a un despertar maravilloso. Poco a poco me alejo conscientemente de ese letargo para abrir la mente y poner a bailar el alma, despierto para cuestionar, con sed de aprender, de entender, de descubrir y accionar.
Con ese resquebrajamiento me reconozco en una nueva etapa, trabajando en deshacerme de juicios, descubriendo y reescribiendo mis creencias.
Deseo para nosotros, que en el momento oportuno, el cincel nos resquebraje sólo para hacernos más conscientes, más sabios y espiritualmente más fuertes. Que nos devaste sólo para surgir con una mayor confianza en el proceso y con una visión más amplia. Que seamos tallados, sólo para obtener nuestra mejor versión posible.
Y cuando llegue, si sabes reconocer en forma de qué llegó ese cincel, sólo agradece su paso por tu vida y la gran oportunidad que ahí tienes.